jueves, 12 de junio de 2008

Madrid

Llegué a Madrid después de un largo trayecto en un tren guajolotero que partió de Irún y que hizo parada en cuanta estación se topó en el camino. Pablo me esperaba en la Plaza de España donde miles de estudiantes Universitarios se manifestaban en contra de una reforma de Aznar en pos de privatizar la educación (esto sucedió no mucho tiempo después de la huelga de la UNAM) y como buen mexicano solidario a las causas nobles llegué a mentarle la madre a la máxima autoridad del país porque el protocolo así lo obliga. De ahí fuimos a comer tapas de pulpo y boquerón y a tomar unas cañas en el Pote Gallego, lugar situado en la misma cuadra del piso de mi amigo; concretado el asuntó me enfilé solo al estadio Santiago Beranabeu a ver al Real Madrid jugar (he de confesar que mi equipo es el Barcelona, Força Barça). Mi sorpresa fue tal (a pesar de estar en España e ir a un estadio) al ver que han podido educar en algo a su gente. Esta llega 15 minutos antes del partido ya que los asientos están numerados y hacen un pre-copeo en los bares del rededor pues no venden bebidas embriagantes adentro, situación que no impide que se genere un gran ambiente en el estadio. De regreso con Pablo bajamos a la plaza de enfrente de su edificio para iniciar el tradicional “botellón”, que no es otra cosa mas que juntarse en grupos para beber en la vía pública. A las 2 de la mañana ya entonandos fuimos a una discoteca llamada Copelia y nos quedamos ahí hasta que se cerraron, después nos movimos un after cerca de la Gran Vía donde privaba el aroma a hachís, la luz tenue y un ambiente sórdido, donde la mayor parte de la gente ya traía unas dosis de más de lo que fuera. Lo único malviajante de este primer día en Madrid fue salir del after al mediodía del domingo con el sol cayendo a plomo.

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