jueves, 12 de junio de 2008

Copenhague

Acabo de regresar de Malmö, una pequeña ciudad sueca, pintoresca, con todas las ventajas del superdesarrollo, linda para pasear. Los escandinavos son impresionantes, para ir de Malmö a Copenhague crucé el mar por tren, 8 Km. de vías y carreteras sobre el Báltico.

Lo primero que hice en Copenhague fue visitar a La Sirenita que espera a la orilla del mar. Caminé por los pasos y por algunos de los sueños de Hans Christian Andersen. El frío ha sido bondadoso, de hecho hasta calor se sentía a los 6 grados centígrados. La ciudad está dotada por una gran infraestructura y una calidad de servicios impresionante. Los daneses son amables pero se ven apagados; hay una constante llovizna que enfría aún más el ambiente.


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