viernes, 30 de julio de 2010

Miquelet 2

Con tu manita golpeas la alacena para pedirme una galleta; te la proporciono y, con la sabiduría que sólo la naturaleza da, la llevas a tu pequeña boca para morderla: te pones muy feliz y yo al igual que tú al momento que la comes.



Me ves entrar y te emocionas; gritas y das pequeños pasos veloces para aproximarte a mí; mis ojos se llenan de ti y de un amor inconmensurable: te abrazo y te cargo al tiempo que sueltas una profunda carcajada.



Resbalas y al caer te golpeas: lloras y a ambos nos duele mucho. Después de levantarte del suelo apoyas tu cabeza en mi pecho del lado del corazón. Te sujeto como a nada en el mundo y te digo palabras desde mis adentros para que ya no estés triste: al poco tiempo te tranquilizas, sin embargo no te mueves de ahí. Beso tu cabeza.

1 comentario:

March dijo...

A un año de que escribiste esto, hoy lo encuentro y me robas una lágrima por haberme imaginado a Miquelet, a ti, al amor que los sobrinos despiertan en uno, sin saberlo, sin quererlo, sin pensarlo.