miércoles, 13 de agosto de 2008

Efecto de refracción

Sumerjo la cara en el lavabo lleno de agua. La cabeza me revienta a causa de todos los recuerdos inconclusos que buscan un cause para su olvido...

Observo dentro del agua la faz del sábado, distorsionadas imágenes acompañadas de sonidos bofos...

Suelto aire por la nariz y las burbujas cosquillean mis pestañas…

El estado de control se pierde cuando empieza a escasearme el oxígeno. Me sujeto fuertemente del toallero y del mueble del baño para evitar levantar la cabeza.

Peregrinaciones de burbujas se elevan con mayor velocidad hasta desvanecerse o concentrarse en la atmósfera…

Procuro no desesperar para percibir de manera clara la sensación de la muerte a la cual me acerco…

Ahora cierro los ojos para tranquilizarme. Todo es oscuro o indiferente…

Pensé que sería otra cosa…

Aparece la visión de un sombrero al mismo tiempo que imprimo más fuerza a los brazos para sujetarme. Me abismo dentro de la imagen del sombrero y ya arrojado en caída libre soy apacible con el vértigo…

Me sostienen antes de impactarme, son personas viejas. Creo que lo hicieron debido al respeto que siempre he practicado con los ancianos. Me levantan y me llevan al encuentro de la novia que está a la espera de mi llegada. El ambiente de pronto se vuelve árabe. Sé que es Damasco. Llego a una habitación, la puerta se cierra, yo aprieto los dientes contra los labios para no perder el conocimiento. Ahí está la novia, ella se desnuda y me muestra su fino cuerpo, al que ella llama templo. Camino a ella y con el dorso de la mano acaricio los pezones expectantes de mí, de mis sensaciones. Se estremece. La veo a los ojos y la tomo por la nuca. Sé que si la beso le daré el último aliento que me queda. Rozo mis labios en el cuello caoba y me precipito desesperadamente a ella…

Pierdo la visión y saco la cara inmediatamente del lavabo.

Jalo aire por nariz y boca.

Me sujeto del lavabo y jadeo.

El agua escurre por mis cabellos y cara.

Veo mis ojos en el espejo donde resplandece el corazón maligno de todo relato.

6 comentarios:

La niña Fonema dijo...

El amor y la intimidad tienen un tiempo mítico. Como la muerte.

Unknown dijo...

Rafa, tú no estás para saberlo ni yo para contarlo (por aquello de la ley de Murphy) pero resulta que apenas hace un par de días logré que me liberaran los accesos a ciertas páginas aquí en la chamba. Esto me permitió encontrame con tu blog y no sabes lo agradecida que estoy con el lindo tipo de soporte técnico que se apiadó de mi.. gracias a él y a tus ingeniosos y bien escritos relatos mis tardes son más ligeras (claro, cuando no tengo tanta chamba como para poder darme un chapuzón en internet) Beso

El Rufián Melancólico dijo...

Yo opino, don Rafa, que para conseguir ese intenso estadio de alucine y autodestrucción está más fácil fumar un poco de mota. Por lo demás, me ha gustado cómo está escrito y no se deja de envidiar el templo fino cuerpo de la novia (quién tuviera su suerte, pues). Hasta pronto, estamos en el contacto

Luna Nueva dijo...

Que variacion de emociones y sensaciones, frustracion, alivio, el hecho es que seguis aqui y la vida sigue, ahora crecer de esta experiencia.

Nunca he ido a COvadonga, q de plano se pone bueno?

Gabi dijo...

Qué bueno que están bien!!! Un abrazo muy fuerte para mi primo-no-primo

DEVA dijo...

La muerte, cerca o lejos es la muerte... reformular la vida y ponerle el acento a la letra que corresponde es de las oportunidades que no siempre sabemos apreciar. Bienvenido nuevamente al mundo, ojalá puedas reinventarte!